Beato PIO IX; El Papa que ama a los Concepcionistas...
07.02.2014 08:54
Sintió cariño en sobremanera por nuestra Congregación. La amó con un amor grande y generoso. La bendijo cuando fue creada y la apoyo en los momentos más difíciles.
El 4 de octubre de 1862, le concedió el decreto laudatorio y el 10 de mayo de 1865 le concedió el de aprobación, siguiendo de cerca su crecimiento durante los 13 años que siguieron, interesándose con la premura de un padre sumamente tierno.
La noche del 29 de enero de 1878, pocos días antes de su muerte, pronunció estas palabras memorables: “¡Ah, sí! Yo quiero mucho a mis Hijitos de la Inmaculada[...] y cada dia en la Santa Misa ruego al Señor por ellos”.
El Capitulo General de 1883 estableció que se celebrase cada año una Santa Misa en la casa general por el sufragio del alma del gran difunto, que en el Capitulo General de 1920 fue proclamado: “Primer protector dadivoso de la Congregación”.
El 3 de septiembre de 2000, en la plaza San Pedro en Roma, el papa Juan Pablo II lo declaró “BEATO” estableciendo su memoria litúrgica el día 7 de Febrero.
Entre su acción amorosa y asistencia paterna hacia nuestra congregacion, durante la audiencia del 15 de Julio de 1877, se produce un encuentro memorable, entre el Papa,y padre Monti. En la misma, desprendiendose de toda formalidad protocolar, el papa comparte afectuosa y familiar intimidad con los religiosos concepcionistas, tanto asi, que los alli presentes al contemplarlos exclaman: " Es natural: Pio IX es el Papa de la Inmaculada y como tal, debe querer en manera muy especial a los Hijos de la Inmaculada". Como recuerdo de esta memorable audiencia, con paternal delicadeza, les obsequia un bellisimo cuadro de la Inmaculada que fuere destinado para la casa del Noviciado. El cuadro, representa a la Inmaculada Concepcion, obra maestra de Silvio Capparoni, que es concervado y venerado en la Casa Madre Saronno.
BEATO PIO IX; ruega por nosotros...
(Redaccion Hector Ramos)
Fragmentos extraidos de: Necrologio: Memoria de los Hermanos y Benefactores difuntos;
y "Un alma Gigante"