#Evangelii Gaudium
03.10.2014 08:16
«Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?» [EG 8]
Recobremos y acrecentemos el fervor, «la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas […] Y ojalá el mundo actual –que busca, a veces con angustia, a veces con esperanza– pueda así recibir la Buena Nueva; no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo». [EG 10]
«La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Pero ¿qué amor es ése que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos». [EG 264]
Virgen y Madre María, tú que, movida por el
Espíritu, acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu
humilde fe, totalmente entregada al
Eterno, ayúdanos a decir nuestro ‘sí’
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena
Noticia de Jesús […] Consíguenos ahora un nuevo ardor de
resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos el don de la belleza que no
se apaga […]
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en
el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente
y generosa, de la justicia y el amor a los
pobres, ara que la alegría del
Evangelio llegue hasta los confines de
la tierra y ninguna periferia se prive
de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los
pequeños, ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.
[EG 288]
papa Francisco, carta pastoral Evangelii Gaudium
Adaptado por; Hno. Jorge A. Romero cfic
@Jorge_cfic