Testimonio de Luis Monti

11.09.2013 14:25

Sobrino de Padre Monti, nacido en Milán en 1867 y murió en Saronno como religioso en 1918.

Vistió el hábito concepcionista en 1881.

Desde Saronno escribió a su tío una carta de consuelo  en 1899 en un momento de tensión: Padre Monti, muy anciano, es juzgado ya no capaz de guiar la Congregación y algunos frailes lo quieren hacer procesar para hacerlo dimitir de su cargo de Superior general.

“Creerá que me he olvidado de usted. Al contrario, no he dejado de rezar por usted, a fin de que cese de una buena vez la tribulación y a ésta suceda una serie de consolaciones sin fin. Ya sería hora. Pero se ve que Dios y Mamá lo quieren mártir, martirizado hasta el último respiro; y es por eso inevitable inclinar la cabeza, y recibir cual otro Cristo, los flagelos  de la divina justicia por los pecados de los hijos ingratos, como Jesús murió por los pecados de los hombres”.

 

En otra carta escribe: “Yo lo habría pensado todo, pero el proceso no en verdad. También en esto se haga la voluntad de Dios, mientras él así lo ha permitido. Usted sabe los motivos; y a nosotros no nos queda más que inclinar la cabeza y bendecir la mano que nos golpea. Es doloroso, lo entiendo; pero para un creyente todo es superable. Decía bien en su carta que si se tiene fe, todo se supera; pero si no se tiene fe, todo va a la ruina. ¡Oh!, Padre mío, ¡coraje!. Sí, coraje y confianza en Dios,  en valiosísimo patrocinio de la Inmaculada nuestra Madre. Pasará la borrasca y vendrá la quietud, y las tribulaciones y las angustias nos serán ornamento en el Paraíso. Bienaventurados los atribulados, que al final serán consolados”.

 

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